3/26/2010

EL RINCON DE CEFERINO

Muchos testimonios dicen que Ceferino sabía sonreír; que sonreía con sus ojos grandes,
ingenuos, y limpios. Esta alegría reflejaba su alma enamorada de Dios, de la Virgen María.
Respiraba gratitud en sus gestos, en sus cartas, siempre agradecía a todos. La gratitud es signo
de las almas nobles, de los humildes de corazón, los amigos de Dios. Su vida es un mensaje de santidad, vivida en el compromiso serio frente a la realidad de su gente y es manifestación de que asumió el Evangelio como proyecto de vida. Lo vivió con mucha sencillez y humildad. Su mensaje es el testimonio de quien se juega, no mira desde afuera. Es un verdadero mapuche y cristiano. La fortaleza de su raza la unió a la fuerza de la gracia bautismal. Una santidad enraizada en el Evangelio y en la realidad de su pueblo. Se entregó a Dios y nos invita a nosotros a seguir su ejemplo. Ceferino abre un camino para que nos animemos a seguir sus pasos.
Nos enseña a amar nuestra tierra, nuestra gente. Su ejemplo nos anima a ponernos en camino
para ser “útiles” servidores de los hermanos, siendo así de verdad discípulos misioneros del Señor. Su vocación misionera se manifiesta en tantas expresiones de religiosidad popular que hacen que esté presente su imagen en muchos hogares, como así también se hayan levantado ermitas y monumentos a la vera de las rutas y caminos de nuestra Patria y que tantos peregrinos, año tras año, visiten Chimpay, dando su testimonio de que vuelven a Dios movidos por el ejemplo de Ceferino. En tiempos violentos y de crisis, como los que lamentablemente nos toca vivir hoy, su ejemplo nos enseña a ser fuertes, a tener un corazón y una mirada capaz de
descubrir lo esencial, para superar tanta discriminación y violencia. Su entereza y la firmeza en sus opciones nos estimula a no dejarnos llevar por los intereses mezquinos, sino a buscar el bien de todos. Ceferino es un joven de esta tierra, que tiene mucha población juvenil. Su joven e inquieto corazón se jugó por la verdad, fue libre para realizar su ideal. Supo volar asumiendo
los riesgos y las renuncias de su opción. Tiene entonces un mensaje para todo joven que busca la
verdadera vida. Su ideal de servicio y entrega, no exento de dificultades, nos enseña a no “achicarnos” en el seguimiento de Jesucristo. Ceferino y su mensaje nos estimulan a no callar por miedo o cobardía la buena noticia del Evangelio. Nos desafían a ser hoy signos proféticos del Reino, frente a la ambición de poder, al consumismo aplastante, a la indiferencia frente al dolor del hermano. Ser profetas que no se creen dueños de la verdad, sino sus servidores.

Beato Artemides Zatti

Artémides nació en Italia en 1880. No tardó en experimentar la dureza del sacrificio, tanto que a los nueve años ya trabajaba como peón. Obligada por la pobreza, a principios de 1887, la familia Zatti emigró a Argentina y se estableció en Bahía Blanca. A los 20 años entró como seminarista en la casa salesiana en Bernal. Asistiendo a un joven sacerdote enfermo de tuberculosis, contrajo esta enfermedad. Lo enviaron entonces a la casa salesiana de Viedma, de clima más propicio. Allí había un hospital con un enfermero salesiano que invitó a Artémides a rezar a María Auxiliadora para obtener la curación, sugiriéndole hiciera esta promesa: «Si Ella te cura, tú te dedicarás toda la vida a estos enfermos». Artémides hizo de buen gusto tal promesa y se curó. Ya como hermano coadjutor se consagró totalmente al Hospital. A partir de 1913 toda la responsabilidad del hospital recayó sobre sus espaldas. Fue vicedirector, administrador, enfermero. Su servicio no se limitaba al hospital sino que se extendía a toda la ciudad, y a las ciudades de Viedma y
Carmen de Patagones. En caso de necesidad se movía a cualquier hora del día y de la noche,
llegando a los tugurios de la periferia y haciéndolo todo gratuitamente. Su fama de enfermero
santo se propagó por todo el sur y de toda la Patagonia le llegaban enfermos. No era raro el
caso de enfermos que preferían la visita del enfermero santo a la de los médicos.
Artémides Zatti amó a sus enfermos de manera verdaderamente conmovedora. Veía en
ellos a Jesús mismo, hasta tal punto que cuando pedía a las hermanas salesianas ropa para un
muchacho recién llegado, decía: «Hermana, ¿tiene ropa para un Jesús de 12 años?». La
atención hacia sus enfermos alcanzaba rasgos muy delicados. Desarrolló una actividad
prodigiosa con habitual prontitud de ánimo, con heroico espíritu de sacrificio, con desapego
absoluto de toda satisfacción personal, sin tomarse nunca vacaciones ni reposo. Hay quien ha
dicho que sus únicos cinco días de descanso fueron los que pasó...¡en la cárcel! Sí, conoció
también la prisión por la fuga de un preso recogido en el Hospital, fuga que se la quisieron
atribuir a él. Salió absuelto y su vuelta a casa fue un triunfo. Fue hombre de fácil relación humana, con una visible carga de simpatía, alegre cuando podía entretenerse con la gente humilde. Pero sobre todo, fue un hombre de Dios. Artémides lo irradiaba. Un médico más bien incrédulo del Hospital, decía: «Cuando veía al señor Zatti, vacilaba mi incredulidad». Y otro: «Creo en Dios desde que conozco al señor Zatti». En 1950 el infatigable enfermero cayó de una escalera y en esa ocasión se manifestaron los síntomas de un cáncer. Continuó cuidando de su misión un año más, hasta que tras sufrimientos heroicamente aceptados, su alma se fue al cielo el 15 de marzo de 1951 con total conocimiento, rodeado del afecto y del agradecimiento de toda la población. Artémides Zatti fue declarado beato por Juan Pablo II el 14 de abril de 2002.

3/22/2010

evangelio del día 26 de marzo de 2010

Evangelio según San Juan 10,31-42.Los judíos tomaron piedras para apedrearlo. Entonces Jesús dijo: "Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?". Los judíos le respondieron: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios". Jesús les respondió: "¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿Cómo dicen: 'Tú blasfemas', a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre". Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: "Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad". Y en ese lugar muchos creyeron en él.

evangelio del día 25 de marzo de 2010

Evangelio según San Lucas 1,26-38.En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.

evangelio del dìa 24 de marzo de 2010

Evangelio según San Juan 8,31-42.Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: "Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Ellos le respondieron: "Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: 'Ustedes serán libres'?". Jesús les respondió: "Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre". Ellos le replicaron: "Nuestro padre es Abraham". Y Jesús les dijo: "Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre". Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios". Jesús prosiguió: "Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.

evangelio del dia 23 de marzo de 2010

Evangelio según San Juan 8,21-30.Jesús les dijo también: "Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir". Los judíos se preguntaban: "¿Pensará matarse para decir: 'Adonde yo voy, ustedes no pueden ir'?". Jesús continuó: "Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: 'Ustedes morirán en sus pecados'. Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados". Los judíos le preguntaron: "¿Quién eres tú?". Jesús les respondió: "Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo". Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre. Después les dijo: "Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada". Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.

evangelio del día 22 de marzo de 2010

Evangelio según San Juan 8,12-20.Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida". Los fariseos le dijeron: "Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale". Jesús les respondió: "Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie, y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió. En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí". Ellos le preguntaron: "¿Dónde está tu Padre?". Jesús respondió: "Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre". El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.