3/05/2010

Humildad o autosuficiencia

Varias iglesias cristianas iniciamos el tiempo litúrgico de la Cuaresma, que nos prepara para celebrar el misterio central de nuestra fe: la Pascua, esto es, la victoria definitiva de Jesucristo sobre la muerte y el pecado. Para ser concretos y no idealizar esa realidad, ¿qué paso debemos dar para que esta Pascua nos toque el corazón? El papa Benedicto XVI, en su mensaje para la Cuaresma, nos invita a reflexionar acerca del tema de la justicia, partiendo de la afirmación de San Pablo: "La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo". En su reflexión, parte de lo que en el lenguaje común se conoce por justicia: "Dar a cada uno lo suyo". Sin embargo, hay necesidades del hombre que no pueden ser garantizadas por ninguna ley y que sólo pueden ser saciadas en "algo más íntimo": el amor gratuito que Dios puede comunicar. El Papa profundiza también en el origen de la injusticia: "La injusticia, fruto del mal, no tiene raíces exclusivamente externas; tiene su origen en el corazón humano, donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal". Con términos muy actuales, se refiere al pecado de Adán y Eva: "(…) sustituyeron la lógica del confiar en el amor por la de la sospecha y la competición; la lógica del recibir, del esperar confiado los dones del otro, por la lógica ansiosa del aferrar y del actuar por su cuenta". Mirando a nuestra sociedad, no podemos desatender el eco de la experiencia. ¿No es acaso esto un rasgo de nuestra historia como país? El Papa nos hace redescubrir el significado de la justicia, desde el término hebreo sedaqad, que significa adhesión plena a la voluntad de Dios y también equidad con el prójimo, sobre todo con los pobres (identificados en la antigüedad como el huérfano, la viuda y el extranjero). Son dos caras de una única moneda: ser fiel a Dios es ser fiel al hermano que está "a la intemperie". En el Bicentenario, resuena un especial llamado a la conversión personal y colectiva, que se exprese en una transformación de las estructuras sociales. Parafraseando a Shakespeare podríamos decir: "Humildad o autosuficiencia: ésta es la cuestión".